Por Claudio Dellecarbonara
Este lunes la línea B estuvo parada por más de ocho horas, no se movió un solo coche y nadie propuso otra respuesta que no fuera parar. Era la bronca de los compañeros ante la agresión de un usuario contra un guarda de la línea, que terminó con tres puntos en su cara. No es la primera vez que sucede; los incidentes son casi cotidianos. Una nueva agresión contra un trabajador se dio al día siguiente en la línea A, lo que también produjo una medida de fuerza. En el colmo de la desfachatez, Metrovías responde a la medida de autodefensa de los trabajadores con telegramas con apercibimientos y amenazas. Es así que a decenas de compañeros de la B a partir del miércoles comenzaron a llegarles los telegramas con la intención de amedrentar, pero que sólo provocan más bronca e indignación.
Más allá de que en cada ocasión puede haber un detonante distinto, todo esto es consecuencia de las pésimas condiciones del servicio que brinda Metrovías. A pesar de los subsidios y la millonaria recaudación que deja el 1.600.000 de pasajeros diarios, el servicio del subte es cada vez más deficiente e inseguro: poca cantidad de trenes y en estado desastroso, frecuencias insuficientes y la falta de personal que la empresa se niega a reponer provoca que no se pueda funcionar de modo adecuado en ningún sector. Escaleras mecánicas, ascensores cerrados, boleterías vacías, vías en mal estado y talleres con falta de repuestos para realizar arreglos. Todo esto genera demoras, interrupciones, accidentes y mal predispone a los usuarios creando situaciones que pueden derivar en agresiones.
El Cuerpo de Delegados del subte y el de la B ha denunciado esto infinidad de veces frente a todos los organismos de control del Estado, los medios e inclusive ante la justicia. Pero este gobierno, al igual que los anteriores, mantiene la complicidad con Metrovías y la sigue beneficiando con subvenciones cada vez más jugosas. No debemos olvidar el rol nefasto de la UTA en este cuadro: años de defender los intereses de la empresa e intentando desarmar la organización legítima de los trabajadores.
Frente a esta situación los trabajadores de trafico de la línea B efectuamos una medida de fuerza durante una semana (un quite de colaboración) para lograr el incremento de los servicios, de la cantidad de trabajadores en el sector y una mejora en las frecuencias. Lo conseguido (dos parejas, de conductor y guarda) se demuestra totalmente insuficiente. Es necesario exigir que la empresa recomponga en forma inmediata la cantidad de personal y trenes en circulación para terminar con este creciente deterioro, al mismo tiempo que se reclama por la inversión en la mejora de la situación en todas las áreas. Es ésta una exigencia que debemos hacer de conjunto los trabajadores y los usuarios. Debemos impulsar una campaña para reclamar un servicio cómodo, eficiente y sobre todo seguro.
Esta demanda debe sumarse al conjunto de las que estamos realizando actualmente a la empresa Metrovías. Hay que imponerle ya las condiciones necesarias para realizar nuestras tareas adecuadamente, además del incremento de los francos, la jubilación a la edad correspondiente a un trabajo insalubre y demás mejoras en las condiciones laborales.
Hasta ahora nuestras respuestas han sido parciales: las medidas de fuerza por línea o por sector no alcanzan para revertir esta situación. Tenemos que discutir y votar entre todos los sectores en las asambleas de cada línea las medidas contundentes y unificadas que impongan esa perspectiva.
sábado, 24 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario